Sus padres querían que pidiera limosna en la calle, pero Umar Abdullahi ya tenía claro su futuro: asistir a la escuela.
(sobre) Vivir en esta sociedad siendo diferente debe ser uno de los más grandes desafíos. Ya sea a nivel ideológico, de género o físico, se convierte en una lucha constante contra la discriminación y el menoscabo.
Es que aunque la tolerancia a la diversidad ha aumentado, aun queda mucho por construir. Especialmente para lograr que los que cuentan con alguna capacidad diferente no se cierren a la carrera de lograr sus sueños.
La historia de Umar Abdulahi conmueve. Él es un niño de tan solo 4 años que nació sin brazos. Sus padres ya habían trazado su futuro y planeaban subirlo a una carretilla para que pidiera limosna. Pero él tenía otro plan para forjar su destino. Desde una vereda muy distinta: quería asistir a la escuela y educarse.
Ningún desafío es muy grande para el pequeño, especialmente cuando se trata de sus propios sueños. Cuando Habibat Abdulahi, directora de la Escuela Central de LGEA, Nasarawa, Nigeria, lo ayudó a entrar a la educación formal, desplegó toda su fuerza.
El niño nigeriano utiliza sus pies para escribir y pintar y así cumplir con todos sus deberes académicos. Para él no existen límites y está 100 por ciento decidido a educarse. Umar le insistió a sus padres para asistir en vez de estar en la calle.
Varias fotografías del niño nigeriano haciendo sus tareas han surgido en redes sociales, las cuales han conmovido profundamente. Su espíritu de superación y esfuerzo es innegable: un ejemplo digno de imitar; también de enaltecer.
¡Umar es muy valiente!
Fuente: http://www.upsocl.com/