El 26 de mayo se legalizaron los casamientos entre personas del mismo sexo en Costa Rica, aprobándose también la adopción homoparental, lo que permitió a Sergio Rivera y su marido Ramón González oficializarse como los padres de sus hijos.
El 26 de mayo fue un día histórico para las personas LGTBIQ y la sociedad costarricense. Ya que esa fue la fecha elegida para que se promulgara una ley que legalizaba el matrimonio entre personas del mismo sexo en Costa Rica, lo que además incluyó la legalización de la adopción homoparental. Iniciativa que significó un gran avance para los Derechos Humanos en el país y al mismo tiempo, una importante oportunidad para muchas familias de padres o madres del mismo género que no habían podido oficializar su situación con sus hijos.
Antes de esta legislación, gays y lesbianas podían solo adoptar de forma individual, lo que significaba, que solamente uno de los padres o madres era el tutor legal de su hijo. Esta realidad ahora cambió, pudiéndose realizar la adopción de manera conjunta. Lo que muy bien le vino a Sergio Rivera y Ramón González, una pareja costarricense con más de 25 años de relación que hace cinco años se transformó en la familia de cuatro niños entre dos y ocho años. Cuando Sergio tenía cinco décadas y Ramón 45 años.
Eran cuatro pequeños que estaban en riesgo social y que terminaron bajo el cuidado de esta pareja a través de la figura llamada familia de acogida.
Luego de ser aprobados en los estudios psicológicos y socioeconómicos, Sergio y Ramón se transformaron en los padres de estos cinco niños que ya llevaban año y medio rebotando entre albergues y familias de acogida. De hecho, en un momento, hasta quisieron devolverlos a todos a una residencia de niños, niñas y adolescente, ante lo que apareció esta pareja, justo para su rescate. Ambos llegaron a estos pequeños debido a que Ramón tiene parentesco biológico con uno de los niños, al ser su tío abuelo, por lo que además él quedó como el tutor legal de los chicos.
“El proceso no fue fácil, nos topamos con rechazo y discriminación. Los niños anduvieron de familiar en familiar durante mucho tiempo y a ellos no les exigieron requisitos que sí le pedían a Ramón. Nos criticaron la falta de experiencia y se le cuestionó a mi pareja que no estaba en su plan de vida hacerse cargo de cuatro niños. Entonces nosotros cuestionamos que ningún aspirante cumple esos requisitos, es una decisión que se toma en determinado momento ante una realidad. Esa fue una de las cosas que tuvimos que enfrentar (…) Tuvimos que ir a apelaciones, pararnos firmes para demostrarles que el rechazo inicial era infundado y que éramos una alternativa mucho mejor que un albergue”.
– dijo Sergio al medio La Teja.
No Sergio, porque según la ley de en ese entonces, quedó fuera legalmente. De hecho, el proceso para hacerse responsables de estos pequeños, duró seis meses. Y hasta tuvieron que cambiar de oficina del PANI, debido a que en la primera que acudieron fueron víctimas de una discriminación muy grave. Recién en la segunda oficina fueron atendidos con dignidad y profesionalismo.
“Ante el juzgado yo no soy nadie en este momento, yo no tengo ningún cargo. Pero para ellos, para los chicos, yo soy el papá, nos dicen papá a los dos. Yo me he encargado de matricularlos en el kínder, en la escuela, firmo tareas, aparezco como el autorizado en los cuadernos, los llevo a citas médicas, así que a codazos me he metido en la foto, como dicen (…) a maestra de terapia del lenguaje de uno de los chicos no entendía, decía: ’El niño me dice que su papá lo levanta, lo baña, le da de desayunar y lo manda al Cen-Cinai, y que su papá llega en la noche, juega con él, le lee un cuento y lo acuesta. Entonces habla como si tuviera dos papás diferentes”.
– comentó Sergio.
Ramón es comerciante y Sergio es abogado. El primero se dedicó tiempo completo a los niños desde que vive con ellos. Convirtiéndose ambos en los padres que estos pequeños siempre necesitaron. A pesar de que los chicos saben que no son sus papás biológicos, y hasta una vez preguntaron por su mamá, a lo que ambos respondieron con que ella no los pudo cuidar y que ahora ellos son sus padres que los aman.
“Nosotros hemos recibido mucha capacitación sobre límites y crianza positiva para enfrentar las diferentes etapas del crecimiento. Los niños recibieron atención sicológica y de apoyo escolar. Ahora se les puede reconocer como niños felices, les encanta jugar bola y play. Han tenido algunos problemas de aprendizaje y llevan terapia del lenguaje, pero era esperable. La idea es que sigan adelante”.
– declaró Sergio.
Con la legalización del matrimonio igualitario y de la adopción homoparental, ambos esperan casarse prontamente para realizar los trámites de adopción formal. Porque así, sus hijos podrán tener sus apellidos y serán los herederos de todo el patrimonio que como padres han constituido pensando en ellos. “En este momento tenemos la confianza de que el sistema no estará en contra de nosotros y que prevalecerá una historia ya formada de cinco años”, concluyó esperanzado Sergio.
Pareja que solo no se ha casado antes debido a la pandemia del COVID-19, esperando con ansias el día en que puedan oficializar su familia.
Fuente: http://www.upsocl.com/