A medida que pasan los años vamos viendo cómo muchas personas cercanas van dejando este mundo, y con su partida dejan dolor y vacío en sus seres queridos. Por más que sea dolorosa la muerte, es una ley de la vida que todo lo que nace, en algún momento morirá.
En el momento que nuestros padres fallecen nada vuelve a ser igual, ya no nos acompañarán más esos seres que dieron todo por nosotros incluso desde antes de nacer. Los padres siempre nos brindan un apoyo incondicional, nos brindan cariño y nos regalan momentos que por siempre vivirán en nuestros corazones.
Sin importar la edad que tengamos, siempre será difícil aceptar la muerte de un padre, su cobijo ya no estará más a nuestro lado y eso es difícil de asimilar. Aprendemos a vivir sin su presencia, pero siempre tendremos ese vacío que representa su ausencia.
Permítete hacer el duelo a tu ritmo, no dejes que las personas te digan cómo debes transitar por este duro camino. Solamente tú sabes lo que estás sintiendo y por lo que estás pasando, así que no te obligues a retomar y a seguir tu ritmo de vida como si nada hubiera pasado. Pero eso sí, rodéate de esas personas cercanas que te ayuden a hacer todo más llevadero.
Guarda siempre esos momentos que viviste junto a tus padres, esos bellos momentos que dan fe de que vale la pena vivir con alegría por más dura que sea la vida en ocasiones. Comparte esas anécdotas con tus hijos para que el recuerdo de tus padres permanezca siempre vivo y pase de generación en generación, no tengas miedo de hablar de eso, pues es un bello homenaje que les estás haciendo.
Valora siempre a tus padres mientras los tengas con vida, dedícales tiempo para hacerlos felices, ellos siempre anhelan una visita tuya así que tenlos como tu prioridad número uno, porque cuando mueran ya no podrás estar con ellos ni dedicarles ese tiempo que ellos tanto añoraban.
Fuente: https://mundosorprendente.com