Ana flor, una pequeña de 2 años vive sola con su madre Brunna, su padre la abandonó cuando ella no había nacido aún.
La sociedad actualmente está en un constante revisionismo sobre el concepto de familia. Ya debería haber quedado atrás la idea de una «hegemonía nuclear» donde una familia esta constituida por un padre, una madre y unos hijos. Si bien esta idea de familia es irrompible, sanguíneamente, lo cierto es que esa posición no necesariamente tiene que ser de alguien consanguíneo.
Las familias sí necesitan estructura, pero quien se encuentra en esa estructura es algo que, en algunos casos, vamos a tener que elegir a la fuerza. Tal es el caso de las madres solteras.
Aún esta en estudio el fenómeno de las madres solteras y el porqué son ellas son las encargadas, casi exclusivamente, el papel de las cuidadoras y relegadas a encargarse de sus hijos, cuando en una relación se requiere de dos personas para lograrlo. Mientras este debate se desarrolla, la verdad palpable es que hay miles y cientos de miles de mujeres que están educando solas a sus hijos.
Tendría que ser tarea de los hombres tener que cuestionar su posición en estas dinámicas y empezar a generar paternidades responsables, sean de donde vengan. Un tío haciéndose cargo de sus sobrinos, el abuelo de los nietos, etc, etc,. Y su no lo consideras correcto, solo voltea alrededor, así es el ‘núcleo familiar’ más común, que el que consideramos hegemónico.
Así es como llegamos al caso de Raphael, quien decidió romper esquemas y hacerse cargo, por amor, de Ana Flor, una pequeña de 2 años hija de Brunna, una madre soltera de Brasil.
El padre biológico de Ana decidió irse apenas Brunna estaba embarazada, una historia que todos hemos conocido. Sin embargo, Raphael llegó a su vida para tratar de suplir ese hueco que dejó su padre. Lo interesante es que Raphael no era pareja de Brunna, sino de su mejor amiga, Amanda.
Amanda llevó a su novio, Raphael, a una reunión donde Brunna estaba con su pequeña Ana Flor. Tras ese primer acercamiento, Raphael y la pequeña de 2 años fue instantáneo y él cuenta cómo fue que comenzó ese cariño por ella.
«Iba muy seguido a la casa de Brunna porque es muy amiga de Amanda, y jugaba mucho con Ana Flor, porque estoy enamorado de los niños, hasta que un día me llamó papá de repente. Me eligió como su padre. Ha sido una mezcla de responsabilidad y realización de un sueño, porque siempre quise ser padre y siempre dije que tarde o temprano quería tener una hija. Inicialmente tenía ese asombro mezclado con miedo, ¡pero al día siguiente ya estaba loco por verla!», comentó el joven en entrevista con ‘Razoes Para Acreditar.
Tras hablar seriamente tanto con Amanda, como con Brunna, Raphael decidió que quería dar un paso importante para la vida de Ana y regalarle una figura paterna que siempre había deseado. Comenzó el trámite burocrático ante las autoridades y las leyes oficiales.
«Crecer sin padre, por más que la madre sea la mejor mujer del mundo, es muy feo, y no quiero que nadie lo haga, entonces soy capaz de transformar la vida de una niña para mejor», comentó.
Actualmente tanto Ana como Raphael se encuentran cada fin de semana para jugar y divertirse, mientras que en otros días se llaman por videollamadas para mantenerse en contacto. La pequeña está por entrar al jardín de niños y el joven está comprometido con los gastos escolares que tendrá en el futuro.
Esta historia de adopción tendría que enseñarnos que las familias siempre pueden ser elegidas y no necesariamente sanguíneas.