El hecho fue provocado por una grúa que se desestabilizó y cayó arriba de una barcaza que terminó hundiéndose. Según expertos, las cadenas alimenticias y la vida silvestre del lugar tardarán años en recuperarse.
Las Islas Galápagos son un tesoro ecológico irremplazable.
Lo suficientemente alejadas de la civilización como para mantener su ecosistema, hogar de miles de especies exóticas -entre ellas la famosa tortuga gigante de Galápagos- y de paradisíacas playas y postales, este verdadero santuario de la naturaleza está protegido por estrictas leyes para que se mantenga en buenas condiciones.
Es por esto mismo que duele tanto ver como todos los esfuerzos para proteger las islas fueron en vano: el hundimiento de una barcaza con 600 galones de petróleo en las costas del archipiélago puede significar el final de todo.
El derrame tuvo lugar la mañana del domingo pasado en la isla de San Cristóbal, cuando una grúa trataba de colocar un contenedor en la barcaza, pero se desestabilizó y cayó desde el muelle, provocando el hundimiento de la embarcación.
«Es horrible que se haya permitido un derrame de petróleo tóxico en uno de los grandes tesoros ecológicos del planeta«,
dijo la abogada del Centro para la Diversidad Biológica, Kristen Monsell, entrevistada por la revista Newsweek.
«El petróleo perdura en los ecosistemas costeros durante años, matando la vida silvestre e interrumpiendo las cadenas alimentarias»
lamentó Monsell, agregando que «es imposible limpiarlo todo».
Para intentar contener la situación y hacer frente a los efectos del vertido, el Gobierno ecuatoriano declaró Estado de Emergencia y activó un plan urgente que contempla la presencia de personal militar y ambiental para colocar barreras de contención y paños absorbentes con el fin de prevenir que la contaminación afecte a la excepcional biodiversidad de las islas, declaradas Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO.
Galápagos ya había sufrido un derrame de petróleo el año 2001, cuando 243 galones del combustible crudo se vertieron sobre sus aguas, lo que causó graves daños a distintos habitantes del delicado archipiélago.
Por ejemplo, un 62 por ciento de las iguanas nativas de las islas murieron en un año producto del derrame comparado con el 6 por ciento que normalmente perece en el mismo período de tiempo.
La preocupación tanto de las autoridades ecuatorianas como de ecologistas y la comunidad internacional es que la anterior «peor catástrofe para Galápagos» fue un derrame de crudo que no cuenta ni como la mitad de lo que se derramó ahora.
Hay preocupación y mucho miedo por Galápagos.
Fuente: http://www.upsocl.com/