Richard Mason y Kate Mason llevaban 20 años casados, cuando tras un enfriamiento en su relación y una serie de problemas maritales y familiares, decidieron divorciarse.
Con 3 niños de por medio, la ruptura le supuso un gran dolor, pero nada similar a lo que descubrió diez años después de su divorcio.
Tras hacerse un examen médico y recibir el diagnóstico como un balde de hielo, que no le permitió articular palabra.
Los médicos le informaron que padecía de fibrosis quística, una enfermedad que en el 99% de los casos, entre otros efectos ocasiona el no poder tener hijos de manera natural.
Mason, que a partir del año 2007 se convirtió en uno de los hombres más millonarios del Reino Unido, gracias a la revalorización de unas acciones, recibió la noticia con la frustración y el desconsuelo más grande de su vida.
Pero no dudó en someterse a un examen de ADN cruzado, donde descubrió que al menos dos de sus hijos no eran suyos en un 100%. Esto, porque el hijo mayor se negó a realizarse el examen.
Pronto se descubrió que los hijos que siempre creyó que eran suyos, fueron en realidad producto de una relación extramarital entre su ex esposa Kate, ahora de 54 años, y un amante, con el que mantuvo relaciones esporádicas desde 1995 hasta 1999.
El hijo mayor de Kate tiene ahora 23 años, y los gemelos, 19.
Richard, de 55 años de edad, además de tener una salud resquebrajada, tuvo que enfrentar a su ex mujer tras descubrir la aterradora verdad.
Kate, por su parte, no hizo más que reconocer que efectivamente tuvo relaciones sexuales con su ex amante y que se reunían en un hotel de Londres de vez en cuando en viajes nocturnos a los que asistía como dirigente sindical.
Pero que al haber usado siempre condón, ella aseguraba que Richard debía ser el padre.
El doloroso descubrimiento ha venido a acrecentar la frustración de Richard, ya que Kate a partir del divorcio, lo extorsionó como más pudo, logrando que la indemnizará con más de 4 millones de euros, además de las cuotas escolares privadas de los niños por adelantado.
Es por eso que Richard, ante el desconsuelo de tener que aceptar la realidad de que los hijos que siempre pensó que eran suyos, ahora son de un extraño, emprendió una demanda contra Kate. Y ahora ella deberá pagar una multa de más de 300.000 euros, por el fraude de paternidad.
Sin embargo, no hay dinero que pueda pagar el dolor que Richard siente y sus declaraciones son desgarradoras: “No sabes qué es real y qué no, como si estuvieras viviendo Matrix. Un día alguien te dice: Todo lo que sabías y todo lo que pensabas que era sólido y verdad no existe y nunca existió. Tú no eres el padre, no puedes tener hijos, no tendrás un legado”, declaró a los medios.
“Todavía veo lo que los chicos están haciendo en Facebook y es desgarrador porque vi la graduación de los mayores allí, pero no fui invitado. Paso por una tienda de juguetes y te acuerdas de comprar regalos de Navidad para ellos.
Cuando mis amigos publican en Facebook cosas sobre sus propias familias, como su primer nieto o diciendo que están orgullosos de su hijo por algo, solo pienso: Dios mío, todo eso me lo han quitado”.
Kate, por su parte, pagará la multa acordada a cambio de poder mantener en anonimato la identidad del padre de los chicos porque no quiere que se sepa quién es. Y tampoco se ha revelado si el hombre en cuestión sabe que tiene 3 hijos.
Mason relata que lo más duro en todo esto fue cuando tuvo que contarle personalmente a su hijo mayor la verdad.
“¿Estás diciendo que probablemente no eres mi padre?”, le dijo al revelarle su diagnóstico médico. “Habría sido la oración más difícil de pronunciar, y él lo hizo por mí”, recuerda Mason.
Pero a partir de ahí, hubo un quiebre total en la relación. “Si demandas a mi madre, te dejo de hablar”, le habría advertido. Y desde entonces, Richard ya sólo habla con uno de los gemelos.
Es un relato que parece extraído de una película. Ciertamente muy triste que una familia entera se haya resquebrajado por el engaño de una mujer. Déjanos saber qué opinas de esta historia y compártelo en tus redes.