Tom Cruise, quien ahora ha vuelto a la palestra en los niveles más altos del éxito con Top Gun: Maverick, el remake de su famosa película de 1986, fue hace un par de décadas uno de los actores más polémicos. Cruise famosamente se unió a la Iglesia de la Cienciología, la organización religiosa del escritor de ciencia ficción L. Ron Hubbard, e implementó en su vida una serie de prácticas y reglas bastante peculiares.
Una de las actitudes que Cruise adoptó fue una posición antifármacos y antipsiquiatría. En el año 2005, en el popular show estadounidense Today, con Matt Lauer, Cruise criticó a su amiga Brooke Shields (con quien luego se disculparía públicamente) por usar antidepresivos, y en general, a la psiquiatría y al Big Pharma. Aunque las acusaciones de Cruise tienen algo de «seudocientífico» y pueden sonar a teorías de la conspiración, han resurgido actualmente en el clima de polarización en torno a las vacunas. Algunos consideran que exhiben su veta más fanática. Pero, curiosamente, lo que podría parecer una visión radical fanática no se descarta tan fácilmente, y por momentos incluso sorprende con lucidez, a la luz de algunas de las prácticas de las farmacéuticas y de información relevante en torno a los tratamientos para la depresión. Ahora bien, quizá sea necesario tomar lo que dijo Cruise con un grano de sal e investigar un poco más al respecto -y no simplemente aceptar sus palabras porque él aseguró que ha investigado a fondo el tema-. De cualquier manera, es probable que muchos lectores encuentren perceptivas sus palabras.
Cruise explicó a Lauer que «la psiquiatría es una seudociencia… yo la he estudiado». E hizo referencia a los abusos de fármacos y a la historia de violentas terapias invasivas como los electroshocks, que no han demostrado ser muy efectivas -y tienen muchos efectos secundarios-. El problema que Cruise observó es que estas técnicas farmacológicas tienen fuertes efectos psicoactivos «y sólo enmascaran» los problemas, no resuelven las causas.
El actor de Mission: Impossible afirmó en su momento que la idea de un «desequilibrio químico» como causa central de la depresión es un mito. No es que la depresión no exista, aclaró, pero no es un desequilibrio químico y puede tratarse mejor con ejercicio y suplementos. Ciertamente, algunas de las personas que se han beneficiado de los antidepresivos podrán criticar a Cruise, pero muchas otras, cuyas vidas han sido apagadas por los mismos, sentirán empatía con lo que dice el actor.
Al mismo tiempo Cruise denunció la crisis que hay en Estados Unidos por sustancias que los médicos recetan, como Adderall o Ritalin. El actor cuestionó que estos medicamentos sean recetados sin que haya un examen de sangre o alguna prueba médica de que las personas los necesitan. Cruise ciertamente atinó fue incluso preclaro en esto, pues hoy vemos que ciertos medicamentos, principalmente los opiáceos pero también los ansiolìticos y otros fármacos, causan más muertes que cualquier otra droga y, de hecho, constituyen un problema de salud mental de una dimensión inédita en ese país.
Aunque descartar de un brochazo a toda la psiquiatría puede ser excesivo, no hay duda de que Cruise subrayó un problema serio que 17 años después es aún más grave.
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