Don Ramón, de 70 años, estaba triste, frustrado y preocupado porque no podía vender sus muebles artesanales. Todo lo que necesitaba era una joven con un gran corazón que lo ayudó publicando su foto para que miles acudieran a darle una mano.
Los abuelos son un tesoro. Estos sabios ancianos, cansados luego de toda una vida luchando para salir adelante, son en general una fuente de conocimiento y bondad y un ejemplo de esfuerzo y superación.
Es por eso que ya en sus años dorados, la gran mayoría se ganó el derecho a descansar, de aprovechar a sus nietos y de ver con felicidad y satisfacción cómo sus hijos y nietos crecen para transformarse en buenas personas igual que ellos.
Pero hay algunos abuelitos que no pueden darse ese lujo. Y es que la vida puede ser muy injusta aún con las personas que se han esforzado por años uy que se ven forzadas a seguir trabajando aunque sus cuerpos ya no pueden -ni deberían- resistir cosas así.
Este es el caso de Ramón Rojas, un abuelito de 69 años que se dedica a hacer juguetes de madera y los vende afuera de un zoológico ubicado en Chilpancingo, Guerrero, México.
Don Ramón se convirtió en carpintero a los 35 años y todo lo que sabe lo aprendió por sí mismo, siempre motivado por construirles juguetes a sus hijas cuando éstas tenían 4 años.“Yo sólo quería verlas felices”, comentó el señor, quien dice que aunque su labor es un poco complicada y hasta dolorosa, siempre le da satisfacción ver sus productos terminados.
Ahora, ya casi llegando a los 70 años, el abuelito se ha visto obligado a seguir construyendo los hermosos muebles para subsistir pero no ha tenido mucha suerte. Las ventas eran nulas, el dinero se acababa y la tristeza y frustración se apoderaban de sus pensamientos.
Eso, hasta que una simpática joven decidió sentarse con él, escuchar su historia y darle una mano para que pueda tener el descanso que tanto se merece.
Fernanda Valle caminaba cerca del zoológico cuando vio a don Ramón sentado con su vista pegada en el horizonte. Cuando vio sus productos y la cara amable del anciano, decidió acercarse y hablar con él un momento. Al ver que las ventas del hombre no prosperaban, la mujer decidió ayudarlo y publicar fotos de él en redes sociales para dar a conocer su mercancía. Y el plan funcionó de maravilla.
«Miren la chulada que me encontré, el Sr. Ramón Rojas me pidió de favor que lo visiten, el esta a un costado del zoológico zoochilpan vendiendo estás hermosas artesanías que el elabora, textual me dijo «las hago con mucho amor» , súper gentil me invito a tomar asiento .. Estaba triste por qué no ha vendido ni una pieza están hermosas y a buen precio …también hace las piezas en tamaño real», escribió la joven en Facebook.
El abuelito no tenía mucha esperanza de que la publicación de Fernanda hiciera mucho efecto, pero agradeció de corazón las buenas intenciones de la joven.
Lo que él no sabía es que las redes sociales se han transformado en una potente herramienta de ayuda y visibilidad de personas que necesitan una mano, que miles de personas compartieron sus imágenes y que cientos de personas acudirían a su pequeño puesto a comprarle todo.
El post de la joven fue tan exitoso que al hombre le han llegado varias solicitudes de compra desde Estados Unidos.
Don Ramón sólo necesitaba ser visto y escuchado para poder vender sus productos y poder llevar pan a su mesa. Gracias a una tierna joven y al poder de las redes sociales, el éxito y el tan merecido descanso que viene con él se ven cada vez más cerca.
Fuente: http://www.upsocl.com/