Elena Ivanickaya (Ucrania) juró que sus seguidores responderían bien ante esta atrocidad, pero pasó todo lo contrario. Tanto ella como el tatuador y el veterinario que autorizó el tatuaje podrían ser investigados y condenados por maltrato y tortura animal.
La vanidad de algunos seres humanos simplemente no conoce de límites ni impedimentos: son más que capaces de dañar y hacer sufrir a un animal por una mera razón estética.
Hemos visto casos de perros pintados de rosa por sus dueños, por ejemplo, pero esa situación ni siquiera se compara con lo que les contaremos a continuación: una mujer de Ucrania fue acusada de maltrato animal y altamente criticada por haberle hecho un tatuaje a su gato.
La fisicoculturista Elena Ivanickaya está siendo investigada después de que subió fotos del minino tatuado a las redes sociales. Como si fuese poco, el tatuaje está en una zona tremendamente dolorosa para este gato esfinge: su pecho.
De acuerdo a la información que circula, el gato habría estado inconsciente y bajo los efectos de la anestesia general cuando fue tatuado. Ivanickaya subió fotos del proceso de tatuado pensando en que sus seguidores reaccionarían sorprendidos, pero en cambio recibió sólo opiniones furiosas.
Sin embargo, Elena no se amedrentó y dijo que le da una mejor vida a su gato que cualquiera de las personas que se estaba «quejando» por lo que hizo; además, señaló que el gato no fue dañado en ningún caso, ya que chequeó a su minino con un veterinario, quien aprobó el procedimiento y lo supervisó personalmente.
Sin embargo, muy pocos se vieron convencidos por sus argumentos. Incluso algunos comentaron que, con sus declaraciones, Ivanickaya insinuó que su buena situación económica le permitió costear un tratamiento abusivo para un animal, tratando de justificarlo de alguna manera.
Desde la policía afirmaron que se abrirá una causa criminal contra Elena si se confirma que el animal fue torturado, pero la investigación sigue en curso y no se han presentado cargos formales. En caso de que se evidencie la tortura, también se verían afectados tanto el tatuador como el veterinario que dio luz verde al tatuaje.
Después de esta situación, la carrera de influencer de Ivanickaya podría caerse por completo: ya ha perdido a muchos seguidores, e incluso los más fieles están cuestionando sus acciones. Debería haberlo pensado antes de someter a su gato a una tortura, habiéndolo dormido para hacerle un tatuaje que, evidentemente, no hubiese querido recibir en caso de estar despierto.
Los tatuajes duelen, y lo digo de primera fuente; pero nosotros tenemos la capacidad de decir «no» cuando no queremos. Los gatos no son capaces de hacerlo, por eso este tatuaje es abusivo y maltratador.
Esperemos que la justicia ucraniana falle a favor del sentido común y que Ivanickaya pague por su insensible falta.
Fuente: http://www.upsocl.com/