Son muchas las personas a las cuales se les complica decir que no, esto debido a que tienen un sentimiento de culpa por no poder ayudar a quien se lo pide.
Pero hay situaciones y ocasiones en las cuales debemos aprender a decir que no. Si eres de los que te cuesta trabajo no te preocupes, aquí te damos algunos consejos con los que podrás decir y no sentirás culpa.
Consejos para aprender a decir que no
1. Sé asertivo.
La asertividad consiste en encontrar el equilibrio enter la agresividad y la pasividad. Siendo asertivo se consigue ser rotundo cuando se toma una decisión como la de decir que no a otra persona. Si quieres saber más sobre cómo ser asertivo aquí te dejo este interesante enlace.
2. Se empático, no simpático.
No hay que confundir la empatía con la simpatía. Mientras que la empatía se centra en escuchar al otro, la simpatía tiende a responder al otro. Y con frecuencia esa respuesta tiende a ser que “sí” porque al querer ser simpáticos lo que se tiende es querer obtener la aprobación del otro.
3. Acepta que no puedes con todo.
Si no eres capaz de decir que no, puede que llegue un punto en que acabes viviendo la vida que han elegido los demás en lugar de la tuya. Lo que sucede es que decir que sí a todo provoca que tu vida pase a un segundo plano, es decir, dediques buena parte de tu tiempo a satisfacer los deseos y las necesidades de los demás poniéndote a ti en segundo lugar. De lo que se trata es de establecer prioridades y ser consciente de que la ayuda que quieras dar sea una decisión propia y tomada libremente. Se puede ser solidario y cooperador sin necesidad necesidad de decir que sí a todo el mundo.
4. Sé rotundo sin ser agresivo.
Tan importante es decir que no como la manera en que dices que no. De lo que se trata es de decir que no de una forma clara, calmada y nada agresiva. Hay que decir no una vez, solamente no y no cambiar de opinión.
5. Evita usar la expresión “es que” después de un no.
Es importante que seas breves a la hora de responder que no a una petición. Para decir que no basta con un simple no. Me explico. En ocasiones, al sentirte culpable por decir que no, después de decir no a una petición introduces la expresión “es qué”. Por ejemplo: No, es que no tengo tiempo. Cuando introduces la expresión “es que” lo único que haces es mostrar inseguridad y tu “no” pierde toda la fuerza que que tenía al principio.
Fuente: gutenberg.rocks