No amo de ti lo que toco, lo que miro, lo que beso,
porque aún quedo insatisfecho, tratando de asir
ese misterio que no está en tu piel,
ni en esa pícara e incitadora sonrisa
que dejas entrever a través de tu cabellera.
Amo de ti lo que no toca
mi mirada, ni mis labios ni mis manos.
Amo de ti lo que no comprendo. Amo lo intangible de tu entrega.
Amo de ti lo que no comprendo; lo que trato de asir y resulta en un misterio. Amo de ti ese secreto intangible en tu entrega.
Y sembrar debajo de tu piel mis besos, para así vivir dentro de ti bajo la forma de una sensación sublime* repetitiva. Autor: Rourke Boada