Los caminos del amor casi nunca son completamente rectos.
De sus curvas, subidas y también bajadas, muchas veces salen relaciones duraderas, pero otras veces estas se terminan antes de lo esperado.
Un ejemplo de ello es la modelo Cindy Crawford, quien sabe bien lo que es estar en ambos lados.
Ella tenía poco más de 20 años y ya era una super modelo con una carrera consolidada.
Acariciaba la cima del éxito posando en las portadas de revistas de moda y caminando sobre las pasarelas de los mejores diseñadores de la época.
En medio de su triunfo profesional, llegó una relación amorosa con una estrella del cine que brillaba con gran fuerza, y eso parecía ser la cereza sobre el pastel en su vida.
Se trataba de Richard Gere, quien en esa época tenía casi 40 años y ya había pavimentado su propio camino en Hollywood, con películas icónicas como Gigoló Americano.
Cindy y él se conocieron en la fiesta de un amigo en común y empezaron a salir.
La conexión era muy particular y, al cabo de un par de años, se casaron en una ceremonia casi improvisada en Las Vegas.
A partir de ahí, vivieron un matrimonio a la luz de las cámaras, del cual se quería saber todo, pues era una de las parejas más mediáticas en ese entonces.
Parecían la combinación perfecta entre fama, encanto y belleza; sin embargo, 4 años después llegó el fin de su historia como pareja.
Entre filmaciones de películas, modelaje y campañas publicitarias, el tiempo que tenían para compartir juntos era limitado.
Eso es algo que poco después del divorcio la modelo reconoció: “No pasábamos mucho tiempo juntos y somos igualmente responsables por eso”.
Pero en los últimos años, su visión en retrospectiva ha cambiado: “Creo que parte del problema es que no sé si alguna vez fuimos amigos”.
Después del mediático divorcio, Cindy encontró el amor de su vida en un amigo, que ha sido hasta el día de hoy su amistad más sólida, su esposo y el padre de sus dos hijos.
Rande Gerber es un empresario al que Crawford conoció cuando aún estaba casada con Gere, pero empezaron a salir después de su divorcio y terminaron casándose en 1998.
Con algunas lecciones aprendidas de su primer matrimonio, Cindy sabía que lo más importante para ella en una relación era que ambos pudieran, sobre todo, ser amigos: “Empezamos como amigos y yo sé que Rande y yo siempre seremos amigos, sin importar lo que pase”.
Esa es para ella la base de una relación duradera, pues es lo que asegura que siempre haya respeto entre los dos: “Realmente nos escuchamos y yo voy a querer ese tipo de amistad en mi vida, pase lo que pase”.
Actualmente ya celebran 24 años juntos y una familia al lado de sus hijos, Presley y Kaia, y demuestran hasta hoy que el lazo que los une aún sigue fuerte.
Las palabras de Cindy sobre su esposo son reconfortantes: “Todavía es el indicado, después de todos estos años.
Me siento orgullosa de nosotros, por la vida que hemos creado”.