La influencer de 26 años contó que a veces volaba a Mónaco o París solo para tener citas.
Además, dijo que no le importaba si su estilo de vida extravagante generaba críticas.
“Esto es lo que valoro y estas son mis metas”, se defendió.
Las citas suelen ser un carrusel de emociones.
Nunca se sabe bien cómo se desarrollarán, y si es que serán exitosas o solamente un momento de insoportable incomodidad.
Lo que es cierto es que muchos tienen claro en que consiste en comer algo, tomarse un par de tragos y conversar.
Sin embargo, hay personas en el mundo cuyas citas están compuestas de otro tipo de entretenciones, las que son más costosas que las de la gente común.
Una de esas personas es Amy, una joven que a través de una entrevista con Mirror reveló que no sale con jóvenes “promedio” y que sus citas solamente se basan en disfrutar los lujos que solamente puede entregar otro estatus social.
Amy, quien es nombrada así para proteger su identidad, aseguró que “solo salgo con chicos que gastan más de 100 mil dólares para impresionarme“.
Además, la chica de 26 años contó que ha viajado a Mónaco y a París solamente para tener citas con hombres a los que “les gusten las cosas buenas“, como por ejemplo volar en jets privados, navegar en yates y cenar en hoteles de lujo.
“Nueve de cada 10 de mis citas han sido directores ejecutivos porque me gustan las personas que tienen mucho éxito y son muy libres financieramente y los directores ejecutivos suelen tener más libertad con sus propios horarios“, contó la influencer de viajes.
Amy es usuaria regular en una nueva tendencia en citas en línea, llamada “Dating Up”, en donde las personas buscan parejas que tengan elevados estilos de vida y que tengan sueldos millonarios.
“Me encanta el lujo: los artículos de lujo, la moda.
Me atraen naturalmente las cosas de calidad.
Es un estilo de vida donde es muy fácil, muy conveniente, muy hermoso, inspirador y emocionante.
Estar rodeado de personas de ideas afines me ha demostrado que esto es lo que quiero en mi vida“, aseguró.
Este tipo de citas generalmente consiste en viajar hasta los lugares en donde los pretendientes se juntarán. Es por eso que Amy pasa la mayor parte de sus días en hoteles de lujo.
Esto la obliga a tener un horario flexible, algo que consigue gracias a su trabajo de influencer de viajes.
A pesar de los malos comentarios y las críticas que a veces recibe por su estilo de vida lujoso, Amy explica que “tengo mi propio dinero. Soy súper independiente“.
“En realidad, no encuentro mucha gente que me critique por eso, pero si lo hacen, simplemente diría, ‘oye, esta es mi vida, esto es lo que valoro y estas son mis metas‘“, cerró.