Ya perdoné errores casi imperdonables.
Trate de sustituir personas insustituibles,
de olvidar personas inolvidables.
Ya hice cosas por impulso.
Ya me decepcioné con algunas personas,
mas también yo decepcioné a alguien.
Ya abracé para proteger.
Ya me reí cuando no podía.
Ya hice amigos eternos.
Ya amé y fui amado, pero también fui rechazado.
Ya fui amado y no supe amar.
Ya grité y salté de felicidad.
Ya viví de amor e hice juramentos eternos,
pero también los he roto y muchos.
Ya lloré escuchando música y viendo fotos.
Ya llamé sólo para escuchar una voz.
Ya me enamoré por una sonrisa.
Ya pensé que iba a morir de tanta nostalgia y…
Tuve miedo de perder a alguien especial
y terminé perdiéndolo
¡pero sobreviví!
¡y todavía vivo!
No paso por la vida
y tú tampoco deberías sólo pasar… ¡Vive!
Bueno es ir a la lucha con determinación
abrazar la vida y vivir con pasión.
Perder con clase y vencer con osadía,
porque el mundo pertenece a quien se atreve
y la vida es mucho más para ser insignificante.
Este hermoso poema nos enseña que cada minuto que estamos en este mundo es una oportunidad para descubrir personas, lugares y aficiones únicas, la vida que nos ha tocado es intransferible y solo de nosotros depende vivirla con la intensidad que merece.
Las personas que otorgan una gran importancia a vivir el momento son las que logran sentirse plenas y felices a pesar de tener problemas comunes y no contar con grandes riquezas.
Más allá de las dificultades debemos ser capaces de sobreponernos a los malos sentimientos (el odio, la apatía, el aburrimiento el miedo, la tristeza) y luchar por ver en cada instante algo positivo.
El optimismo, la resiliencia, vivir el aquí y el ahora y fluir son elementos que debemos hacer parte de nuestra vida para disfrutar plenamente de lo que nos regala el día a día.
Fuente: https://www.reflexiones.life/