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“La leyenda del cortador de bambú y la princesa de la luna”, el texto japonés más antiguo

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Una de las leyendas más antiguas de Japón narra la historia de una bella mujer, proveniente de la luna, que un día aterrizó en la Tierra.

Japón y su maravillosa cultura nos han regalado infinitas reflexiones y leyendas. La más antigua y quizá la más rara de todas es Taketori Monogatari, la leyenda del cortador de bambú y la princesa de la luna.

Conocida también como Kagya-hime no Monogatari, esta leyenda representa la pieza de ficción japonesa más antigua que al día de hoy todavía se conserva, fue creada a finales del siglo IX o principios del X.

La leyenda del cortador de bambú y la princesa de la luna es para muchas personas una de las creaciones de ciencia ficción más antiguas: una historia que reflexiona sobre la belleza, el exilio, la pertenencia y el amor.

La leyenda del cortador de bambú y la princesa de la luna

Hace muchos años, un hombre anciano y humilde que se dedicaba a cortar bambú, descubrió que uno de los troncos que había recolectado brillaba de una forma extraña, como si la luna estuviera iluminándolo. Al cogerlo entre sus manos, se dio cuenta de que dentro se encontraba una hermosa y pequeñísima niña, de unos 7 centímetros de altura. El hombre la llevó a su casa pues nunca había tenido hijos, y entre él y su esposa cuidaron de ella como si se tratara de su propia hija; la nombraron Princesa Luz de Luna. Desde entonces, la rama de bambú donde el hombre había encontrado a la extraña visitante comenzó a producir oro y gemas, que harían al cortador de bambú un hombre rico en poco tiempo.

Con el paso del tiempo, la extraña joven creció convirtiéndose en una hermosa mujer de tamaño normal, y con los años, la gente comenzó a enterarse de la existencia y belleza de la dama. Pretendientes de todos lugares acudieron a su hogar para pedir su mano. En una ocasión, cinco honorables caballeros llegaron a la casa del cortador de bambú, quien intentaba convencer a su hija adoptiva de casarse, pues él era viejo y se negaba a morir dejándola sola. Ella no quería casarse, por lo que espantaba a sus pretendientes pidiendo cosas imposibles a cambio.

La existencia de la hermosa joven llegó a oídos del emperador, quien pidió que ésta se presentara en su corte. Cuando ella se negó a su pedido, él la visitó y, al verla, se enamoró perdidamente de ella. El emperador intentó llevar a la joven a su palacio para casarse con ella, pero la joven aseguró que si la llevaban a la fuerza se convertiría en una sombra y desaparecería para siempre.

Cada noche, la joven observaba el cielo con melancolía; era momento de que volviera a su lugar de origen y fue entonces cuando ella confesó a su padre adoptivo, entre lágrimas, que ella había venido de la luna y que su tiempo en la Tierra iba a concluir. Al enterarse de ello, el emperador envió guardias a la casa del cortador de bambú, para tratar de evitar que la princesa fuera llevada de vuelta a su planeta natal.

Una noche, la luna se cubrió con una nube que rápidamente comenzó a descender hacia la Tierra, al tiempo que el cielo se oscurecía. Una carroza tripulada por seres luminosos llegó a la tierra en busca de la extraña mujer, quien antes de irse dejó una carta y una pequeña botella con el Elixir de la Vida para el emperador. Asustado, éste ordenó que ambas fueran llevadas a la cima del monte más sagrado de aquella tierra y quemadas.

Hasta el día de hoy se sabe que, cuando hay humo sobre el monte Fuji, se trata de la carta y el elixir que la Princesa de la Luna dejó al emperador, que aún arden en las alturas del gigantesco monte.

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Fuente: https://culturafilosofica.com/