Saltar al contenido

No trates como prioridad a quien te trata como una opción

Deberíamos valorar solo a aquellas personas que nos valoran y no tratar como prioridad a quien nos trata como una opción. Resulta costoso hacerlo, lo cual en gran parte se debe a que habitualmente guardamos la esperanza de que el egoísmo se torne en agradecimiento y en interés mutuo. Sin embargo, no trates como prioridad a quien no se lo merece.

Sin embargo, lo que estamos haciendo así es hipotecar nuestro bienestar a las voluntades de los demás, tapándonos los ojos ante las evidencias y no escuchando a nuestras necesidades afectivas, presos del egoísmo ajeno.

Con estas ideas arruinamos nuestro presente por alimentar las esperanzas de cambios que nunca llegan, muchas veces debido al recuerdo de un pasado que ya no tiene futuro

De todas maneras en este sentido y aunque sea de manera fugaz e intermitente, somos capaces de darnos cuenta de que hay algo que no está funcionando como debe en nuestras relaciones, que las personas cambiamos y que con el tiempo mostramos nuestra cara menos amable y más interesada. Así que ten los ojos bien abiertos y no trates como prioridad a quienes te utilizarán.

Los que aprendemos con el tiempo

Hay un texto que se atribuye a varios autores (Borges o Shakespeare entre otros) que refleja de una manera estupenda aquello que aprendemos a lo largo de la vida. Resulta un buen ejercicio repasar frase por frase y ver qué significa y qué podemos cambiar o comprender para mejorar en nuestras relaciones. Esto te ayudará a que no trates como prioridad a aquellos que hoy están y mañana se van.

Con el tiempo aprendí la sutil diferencia que hay entre tomar la mano de alguien y encadenar un alma.

Con el tiempo aprendí que el amor no significa apoyarse en alguien y que la compañía no significa seguridad.
Con el tiempo…empecé a entender que los besos no son contratos, ni los regalos promesas.

Con el tiempo aprendí que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

Con el tiempo…te das cuenta de que casarse solo porque “ya urge” es una clara advertencia de que tu matrimonio será un fracaso.

Con el tiempo comprendí que solo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.

Con el tiempo te das cuenta de que si estas al lado de esa persona solo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.

Con el tiempo te das cuenta de que los amigos verdaderos valen mucho más que cualquier cantidad de dinero.

Con el tiempo entendí que los verdaderos amigos se cuentan con los dedos de la mano, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado solo de amistades falsas.

Con el tiempo aprendí que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.

Con el tiempo aprendí que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es solo de almas grandes…

Con el tiempo comprendí que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.

Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.

Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona, es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados al cuadrado.

Con el tiempo aprendía construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana, es demasiado incierto para hacer planes.

Con el tiempo comprendí que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añoraras terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.

Con el tiempo aprendí que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo…. ante una tumba…, ya no tiene ningún sentido…

Pero desafortunadamente… esto solo lo entendemos con el tiempo.

Lo cierto es que para ciertas cosas el tiempo es nuestro gran maestro, pues gracias a él tomamos perspectiva y valoramos los errores pasados, nuestras expectativas y nuestras exigencias respecto a los demás y a nosotros mismos.

Ahora bien, esto no significa que el tiempo lo diga o lo cure todo, somos nosotros los que tenemos que negociar los sentimientos en nuestro diálogo interior, haciendo claramente alusión a nuestros conflictos personales derivados del egoísmo ajeno sin esconder la cabeza.

Esto significa que debemos tomar posiciones y reafirmarnos cuando toque, sin dejar que los demás se aprovechen de nosotros por miedo al rechazo o al enfrentamiento. Esto tiene el nombre de asertividad y constituye uno de los pilares de construcción básicos de nuestra autoestima e identidad personal.

Aprende a regalar tu ausencia a quien no valora tu presencia

Es probable que seamos conscientes de esto pero que a la hora de la verdad no consigamos hacer frente a la presión social. De hecho, lo normal es que una situación de aprovechamiento secuestre nuestra autonomía y nuestra voluntad.

Pero no debemos preocuparnos en exceso puesto que a ser asertivos y a hacer valer nuestras opiniones y sentimientos podemos aprender con esfuerzo y motivación

Dado que resulta imposible recrear una vida sin riesgos de este tipo, lo ideal es que imaginemos aquellas situaciones que resultarían potencialmente peligrosas para nosotros y de qué manera podemos hacer frente a ellas sin ser agresivos ni pasivos en nuestros comportamientos (es decir, que llevemos a cabo un entrenamiento en nuestra imaginación).

De este modo cuando se dé una situación de desigualdad y notemos que alguien está intentando aprovecharse de nosotros o anular nuestra voluntad por su egoísmo, nos bloquearemos menos y seremos capaces de llevar aquello que hemos imaginado a la práctica. No trates como prioridad a quien te utiliza y te manipula.

De esta manera anticipamos problemas y nos hacemos más conscientes de que las relaciones deben basarse en la reciprocidad y no en la merma de nuestra identidad y de nuestra autoestima a favor de la de los demás

Es importante que aprendamos a decir NO, a hacer valer nuestra presencia y a buscar en nuestro interior un aliado para hacer frente a aquellas relaciones basadas en la desigualdad y en el egoísmo de personas que solo piensan en sí mismas. No trates como prioridad a quien terminará pisoteando tu autoestima. No trates como prioridad a alguien que te considera una opción.

Fuente: Raquel Aldana / https://lamenteesmaravillosa.com/