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Las personas lo esquivan e ignoran mientras él muere de frío en la nieve. El ser humano es indolente

El abandono y sufrimiento animal tiene un gran culpable, la falta de empatía del hombre. Nos hemos desnaturalizado a tal punto de ser robots. Es tiempo de cambiar.

Los animales son seres maravillosos. Nosotros, el ser humano, se supone que también lo somos, pero con gran inteligencia y capacidad de reflexión. Se supone. La desnaturalización que hemos vivido ha hecho que perdamos nuestros instintos, somos robots que ven pasar el mundo frente a sus ojos, ese mundo que además estamos destruyendo.

Nos hemos vuelto indolentes y poco empáticos. A nadie le importa quien está a su lado, mucho menos un simple perro o un gato.

A este animal las personas lo esquivan, ignoran y ni siquiera miran. Él sigue ahí en la nieve, muriendo de frío, casi congelado y esperando un milagro que probablemente no llegue. Somos tan egoístas que no queremos perder un minuto en otro ser vivo. Si muere, no nos importa porque no es nuestro problema. Ellos son víctimas de la irresponsabilidad del hombre.

La Asociación Animalista Libera publicó el video que, según replicaron algunos medios, tenía lugar en alguna calle de Rusia, sin embargo, la organización salió a aclarar que no se conoce el origen del registro. Ha generado tanta lástima e impotencia, que suma casi 100 mil reproducciones.

El trasfondo de estas imágenes nos hablan de una sociedad enferma de indolencia, capaz de ver morir a otro con tal de no brindar ayuda, de no perder un minuto, de no «arriesgarse».

Ellos son seres vivos inocentes, que viven en esta jungla producto de nosotros. Algunos sobreviven, otros incluso son maltratados a niveles increíbles. Quizás su inocencia es su gran «pecado».

Imagen referencial – Pixabay

Cada día conocemos cifras de abandono de niños y ancianos, pero también de millones de animales en el mundo. Animales de compañía, mascotas que deberían ser nuestros hermanos, los abandonamos a su suerte para «quitarnos un problema de encima».

Pero ojo, porque así como muchas personas no cederían un segundo de sus vidas, otras van contra la corriente y son capaces de ver el problema.

Debemos dejar de ser el problema, nadar contra el río y ser parte de la solución. Nos hemos desnaturalizado, pero todavía hay esperanzas.

Basta de ser robots, somos seres vivos, con sentimientos y empatía. Es tiempo de cambiar.

Fuente: http://www.upsocl.com/